jueves, 21 de marzo de 2013
Pingüinos perdidos en Brasil
Ha empezado el invierno en Brasil y a las playas del Estado de Rio comienzan a llegar pingüinos que se pierden siguiendo las corrientes frías del Atlántico. Pingüinos y delfines. El domingo, los bañistas se divertían nadando junto con estos simpáticos animales en un mar casi caribeño.
No existe problema para los delfines que, juguetones, vienen y se van en grupos creando danzas y piruetas que encantan a pequeños y grandes.
Pingüino perdido en la playa de Barra en Rio
El problema son los pingüinos que llegan a lo largo de la costa que abraza toda la preciosa Región del Estado de Rio. Llegan agotados, deshidratados y necesitan de cuidados especiales para devolverles la salud y poder retornar a su estado natural.
En la ciudad de Rio suelen ser llevados al Parque de Marapendi, donde son cuidados y devueltos al mar. Sin embargo, en otros lugares del Estado, como en Angra dos Reis, las autoridades locales han pedido a los ciudadanos que no les lleven a los pingüinos encontrados perdididos y enfermos en el mar porque carecen de estructuras y medios para asistirles. Hasta el Ibama (Instituto Brasileño de Medio Ambiente) ha reconocido carecer hasta de veterinarios para atender a esos animales que llegan desorientados a las playas del litoral Fluminense.
Piden a la gente que “dejen a los pingüinos en el mar”, es decir, que los abandonen a su suerte, como informa hoy el diario O Globo. Quien conoce Angra dos Reis sabe que se trata de uno de los lugares paradisíacos de Brasil, con la mayor concentración de turismo millonario, en cuyas islas de aguas verdes transparentes tienen sus mansiones los super ricos brasileños donde sólo pueden llegar en sus yates privados.
Pingüino perdido en las playas de Angra dos Reis
Puede parecer una crónica menor, pero no deja de ser sintomático que en el ayuntamiento de una ciudad de turismo millonario, las autoridades no tengan un par de veterinarios, ni comida, ni una sala donde cuidar a unos pingüinos llegados perdidos y cansados a aquellas playas de placer millonario.
Mientras tanto, hoy la prensa anuncia que en las elecciones municipales de octubre próximo Brasil va a contar con cerca de seis mil concejales más, que a veces ganan más que la misma Presidenta de la República. Y la misma prensa empieza a publicar los sueldos de funcionarios públicos del Estado que ganan, en el mismo cargo y responsabilidad, hasta 540% más que en el sector privado.
Hay asesores de diputados que ganan el doble de un ministro y jueces de provincia que llegan a ganar hasta 50.000 euros mensuales.
Los servidores y funcionarios de la Presidencia de la República han conseguido de la justicia no adherir por el momento a la Ley de Transparencia aprobada hace seis meses por el Congreso, que obliga a hacer públicos los sueldos de todos los que trabajan para la máquina del Estado.
En algunos casos alegan “motivos de seguridad”. Como los sueldos son tan altos, a veces tan escandalosos, temen que dichos funcionarios puedan ser albos de secuestros de alguno de sus familiares.
Mientras tanto, el Banco Central, ha rebajado para este 2012 a un 2% las expectativas de crecimiento de un gigante como Brasil que debería crecer como la India o la China, a la vez que la industria acaba de reducir su productividad durante el noveno mes consecutivo.
Es explicable, pues, que no quede dinero para salvar a unas docenas de pingüinos llegadas a sus playas. Y es que Brasil sigue siendo una esperanza, pero como los rosales mejores, también tiene sus espinas, sus despilfarros, sus desigualdades estruendosas y sus contradicciones. Tampoco aquí es oro todo lo que reluce.
Una de las islas de la paradisíaca Angra dos Reis , donde no hay dinero para salvar a los pingüinos perdidos.
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