Es el punto que ocupa el Sol a medianoche, cuando muere el viejo día y nace el nuevo. Para los egipcios el dios Sol atraviesa los cielos cada día en su dorada embarcación y desciende cada noche a las cavernas del submundo para luchar con la terrible Serpiente, emergiendo victorioso para iniciar un nuevo día.
Esta relación mística de Cáncer con la semilla y con el origen de la vida lo vincula con los Padres primordiales pues hace referencia no sólo a la salida del útero sino también a la semilla espiritual que fertiliza y da origen a una nueva vida.
El mito griego sobre el Cangrejo sitúa a Cáncer en el reino de la Madre. Aparece en los Trabajos de Hércules en la lucha con la Hidra, el monstruo serpentino de nueve cabezas que había destruido el país de Lerna. Durante la lucha todas las criaturas vivas ayudaron a Hércules pero un inmenso cangrejo, fue enviado por la diosa Hera, esposa de Zeus, para derrotar al héroe al que consideraba su enemigo.
Este cangrejo que vivía en las proximidades del pantano de la Hidra, sujetó al héroe con sus pinzas mordiéndole los pies y los tobillos. Con esta maniobra casi impide que cumpla con su trabajo pero Hércules logra pisotear al cangrejo y lo aplasta.
La diosa Hera elevó al cangrejo a los cielos como recompensa por los servicios prestados.
Hera odiaba a Hércules porque era hijo de una de las amantes de Zeus. Sin embargo su odio era la cólera de la madre contra el héroe advenedizo que amenaza su posición. El cangrejo del mito sujeta al héroe de los pies en vez de enfrentarse directamente a él, es decir socava su estabilidad, mientras éste lucha con el monstruo.
Aquí nos encontramos con dos dimensiones de Cáncer: la Madre Terrible que quiere mantener el control de la naciente individualidad y el Padre Divino, fuente de vida, hacia el que aspira el individuo.
En “El Origen e Historia de la Consciencia” Erich Neumann afirma que estos dos Mundos Paternos son partes de la misma unidad que, para la mente primitiva y para el niño, aparece como andrógina siendo representada como la Serpiente del Mundo o Uroboros. Serpiente que se muerde la cola y se devora a sí misma para darse a sí misma el nacimiento una vez más.
Uroboros es el símbolo más antiguo del origen del hombre, emergiendo de la profundidad de los orígenes en los que el mundo y el psiquismo eran todavía uno.
Esta imagen surge de las profundidades donde madre y padre eran uno.
Es la perfección original antes de que se iniciaran los conflictos y los opuestos.
Es el huevo que dio origen al mundo.
Es el elemento creativo primordial (lo que Carl Jung denomina océano del inconsciente colectivo) que se une a sí mismo y se fecunda continuamente.
El signo de Cáncer representa el útero, el recinto fuente de vida, que aunque no sea solamente maternal, es la unión de los opuestos masculino y femenino, es el Mundo de los Padres unido en eterna cohabitación.
Cáncer está dirigido a buscar esta fuente divina, es su daimon (fuerza que mueve la vida desde el interior) tanto al inicio de la vida como al final en la que el alma se une con el Uno.
La proyección de este símbolo primal implica al principio a la madre personal, la madre terrena. El clásico “complejo materno” de Cáncer no tiene que ver con la madre personal sino que es el primer paso hacia la búsqueda gradual de una fuente interna, aunque en distintas etapas de su vida, Cáncer busque este origen en una madre “personal” masculina o femenina, que “cuide” de él y elimine su miedo, su soledad y su sensación de aislamiento.
Junto con el anhelo abrumador de retirarse de la vida y sumergirse en el abrazo del mundo de los Padres, hay también en el signo de Cáncer un inmenso potencial creativo. Cáncer se mueve en el dominio de las imágenes informes que el artista puede parir. El daimon que afecta a Cáncer parece estar relacionado con dar a luz a las imágenes del reino oceánico, tanto en forma de un hijo corpóreo como en forma de creación artística.
Entre los griegos el reino oceánico, origen de la vida, pertenece a la diosa Tetis, benéfica dadora de vida y también monstruo, que contenía en sus profundidades a los principios masculino y femenino, al útero y a la semilla. También se la llamaba Nereis y de su nombre deriva la figura mítica de Nereo o Proteo, el profeta “anciano de los mares”, que era su versión masculina.
Proteo es el padre del mar de la misma manera que Tetis es la madre del mar, y tiene la facultad de asumir formas animales terribles hasta que toma su curioso aspecto con cola de pez y finalmente pronuncia las palabras proféticas, hasta que entrega su sabiduría.
El héroe Ulises en su largo camino tiene que buscar el consejo de Proteo, debe sufrir sus cambios de forma y esperar pacientemente hasta que le entregue su sabia respuesta y así volver a su casa.
También así, el inmenso caudal creativo del signo de Cáncer, deberá vérselas con algo inefable que se transforma repetidamente para luego emerger de la oscuridad como una imagen estable y digerible para la conciencia.
El dios Poseidón quería casarse con la diosa Tetis pero le profetizaron que un hijo de Tetis sería más grande que su propio padre, razón por la cual Zeus, el Rey del Olimpo decide que Tetis se case con un mortal. Es así como se casa con un hombre llamado Peleo y tienen por hijo al famoso Aquiles,
La diosa del mar sólo puede aparearse con un mortal, con un hombre, es decir su poder creativo sólo puede canalizarse a través de la conciencia y la expresión humana.
Tetis tuvo siete hijos pero en su naturaleza matriarcal no se resignaba a que sus hijos fueran mortales y muriesen. En una versión del mito sumerge a Aquiles en el Estige, sujetándolo de los talones, para transformarlo en inmortal pero olvidándose de esa parte del cuerpo. A lo largo de su vida la madre lo protegió de muy diversas maneras hasta que la pérdida de su gran amigo Patroclo lo lleva a separarse de la madre y lanzarse al mundo y confrontarse con la vida.
En muchas ocasiones cuando este mito opera en las vidas humanas toma la forma de una proyección numinosa sobre un hijo de quien se espera que alcance alturas olímpicas. O se manifiesta en la propia creatividad de Cáncer no permitiendo que salga nada que le desagrade, nada que no sea divino. Razón por la cual Cáncer puede no vivir su propio potencial creativo y espera que un compañero o hijo realicen la tarea.
En la vida de Cáncer la separación de la madre es un monumental rito de pasaje y tendrá lugar muchas veces y a muchos niveles diferentes. Como el Cangrejo que debe vivir del agua y cerca de la tierra, Cáncer esta anclado al mundo concreto con un pie eternamente en el agua de manera de convertirse él mismo en el útero que de a luz un hijo del mar.
Con Cáncer hemos completado a los cuatro primeros signos del zodíaco. A través de las historias mitológicas hemos tomado contacto con los cuatro elementos de la naturaleza: el Fuego en Aries, la Tierra en Tauro, el Aire en Géminis y el Agua en Cáncer.
Cangrejo
Se llama cangrejos a diversos crustáceos del orden de los decápodos. Este orden, caracterizado por tener cinco pares de patas, incluye a los crustáceos de mayor tamaño, como langostas, gambas y camarones, además de las diversas formas que se llaman cangrejos.
Lo que tienen en común todos los llamados cangrejos es su carácter bentónico, es decir que viven vagando sobre el fondo. Sólo algunas especies de la superfamilia Portunoidea han desarrollado secundariamente un hábito nectónico, es decir, viven nadando entre dos aguas en vez de en el fondo. Otro rasgo común, compartido con algunos otros decápodos, es que el primer par de patas locomotoras se ha convertido evolutivamente en un par de pinzas, que emplean para la captura y manipulación del alimento, para el cortejo, o para la disputa territorial.
Existen más de 4.000 especies de animales que son o pueden ser llamados cangrejos. La mayoría viven cerca o dentro del agua, aunque algunos solo van al agua para reproducirse. Los cangrejos no suelen ser grandes nadadores, sino que se desplazan por el fondo sobre sus patas, y en muchos casos son capaces de transitar fuera del agua e incluso de trepar por las palmeras.
Como artrópodos que son, los cangrejos están dotados de un exoesqueleto cuyo componente principal es la quitina, el cual en su caso adquiere a menudo el carácter de un verdadero caparazón, porque suele estar mineralizado con carbonato cálcico. Como para el resto de los artrópodos, el crecimiento requiere de una muda del exoesqueleto, ocasión que muchas especies aprovechan para reproducirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario