domingo, 24 de marzo de 2013

Los selacimorfos (Selachimorpha, del griego σελαχος selachos, tiburón y μορφή morphé, forma) son un superorden de condrictios (peces cartilaginosos) conocidos comúnmente con el nombre de tiburones, o también llamados escualos. Algunos grandes tiburones como el blanco, el toro, entre otros se les conoce a veces con el nombre de jaquetones.
Se caracterizan por ser grandes depredadores. Los tiburones incluyen desde especies pequeñas de las profundidades marinas, hasta el tiburón ballena, el mayor de los peces, el cual se cree puede llegar a medir una longitud de 18 m y se alimenta únicamente de plancton. El tiburón sarda puede desplazarse a agua dulce y algunos ataques de tiburones han ocurrido en ríos. Algunas de las especies mayores, en especial el tiburón mako y el tiburón blanco, son endotermos parciales, capaces de mantener parcialmente su temperatura corporal por encima de la que se encuentra el medio acuático en el que viven. De las más de 375 especies de tiburones encontradas en los océanos del mundo, solo unas 30 atacaron alguna vez a seres humanos. Las especies responsables de la mayoría ataques no provocados a humanos son el tiburón blanco, el tiburón tigre y el tiburón sarda.


  La jirafa   (Giraffa camelopardalis) es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Giraffidae propio de África. Es la más alta de todas las especies vivientes de animales terrestres. La cima de la cabeza puede llegar a encontrarse a 5,8 m de altura y puede pesar de 750 kg hasta 1,6 toneladas.[2] El nombre común 'jirafa' y primer término del nombre binomial Giraffa proviene del árabe الزرافة (ziraafa o zurapha), que significa "alta". El segundo término que da nombre a la especie camelopardalis proviene del griego καμηλοπάρδαλη camelopardale y del latín camelopardalis, que significa "camello leopardo".
La jirafa está emparentada con cérvidos y bóvidos, pero pertenece a otra familia, los jiráfidos (Giraffidae), que comprende únicamente a la jirafa y su pariente más cercano, el okapi.
Julio César introdujo la primera jirafa en Europa traída de su campañas en Asia menor y Egipto donde conoció a Cleopatra. Sin tener claro qué animal era, los romanos la bautizaron cameleopardo, un cruce entre camello y leopardo, convirtiéndose en el nombre científico que se utiliza hasta hoy.
La jirafa normalmente habita en sabanas o en espacios abiertos. Sin embargo, cuando el alimento escasea, es capaz de adentrarse en áreas con densa vegetación. Las jirafas prefieren las áreas de acacias en crecimiento. Pueden beber grandes cantidades de agua cuando está disponible, lo que les permite sobrevivir a grandes periodos secos en tierras áridas

Los elefantes o elefántidos (Elephantidae) son una familia de mamíferos placentarios del orden Proboscidea. Antiguamente se clasificaban, junto con otros animales de piel gruesa, en el orden, ahora inválido, de los paquidermos (Pachydermata). Existen hoy en día tres especies y diversas subespecies. Entre los géneros extintos de esta familia destacan los mamuts.
Los elefantes son los animales terrestres más grandes que existen actualmente.[1] El periodo de gestación es de 22 meses, el más largo en cualquier animal terrestre. El peso al nacer usualmente es 120 kg. Normalmente viven de 50 a 70 años, pero registros antiguos documentan edades máximas de 82 años.[2] El elefante más grande que se ha cazado, de los que se tiene registro, pesó alrededor de 11.000 kg (Angola, 1956)[3] alcanzando una altura en la cruz de 3,96 m, un metro más alto que el elefante africano promedio.[4] El elefante más pequeño, de alrededor del tamaño de una cría o un cerdo grande, es una especie prehistórica que existió en la isla de Creta, Elephas creticus, durante el Pleistoceno.[5]
Con un cerebro de 5 kg, el cerebro del elefante es el más grande de los animales terrestres. Se le atribuyen una gran variedad de comportamientos asociados a la inteligencia como el duelo, altruismo, adopción, juego, uso de herramientas,[6] compasión y autorreconocimiento.[7] Los elefantes pueden estar a la par con otras especies inteligentes como los cetáceos[8] y algunos primates.[9] Las áreas más grandes en su cerebro están encargadas de la audición, el gusto y la movilidad.

Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña como veía que no se caía fue a llamar a otro elefante ...


El león  (Panthera leo) es un mamífero carnívoro de la familia de los félidos y una de las 4 especies del género Panthera. Algunos machos, excepcionalmente grandes, llegan a pesar hasta 250 kg,[3] lo que los convierte en el segundo félido viviente más grande después del tigre. Los leones salvajes viven en África subsahariana y Asia, con una población en peligro crítico al noroeste de la India, habiendo desaparecido del norte de África, de Oriente Próximo y del oeste de Asia en tiempos históricos. Hasta finales del Pleistoceno, hace aproximadamente 10 000 años, de los grandes mamíferos terrestres, el león era el más extendido tras los humanos. Su distribución cubría la mayor parte de África, gran parte de Eurasia, desde el oeste de Europa hasta la India, y en América, desde el río Yukón hasta el Perú.[4]
Si sobreviven a las dificultades de la infancia, las leonas que viven en un hábitat seguro, como por ejemplo el Parque Nacional Kruger, a menudo pueden llegar a la edad de 12-14 años, mientras que los leones raramente viven más de ocho años.[5] Sin embargo, se conocen casos de leonas que han vivido hasta veinte años en estado salvaje. En cautiverio, tanto los machos como las hembras pueden vivir más de veinte años. Suelen vivir en sabanas y herbazales, aun cuando pueden entrar en zonas arbustivas y boscosas. Los leones son animales especialmente sociales en comparación con otros félidos. Una manada de leones se compone de hembras que tienen una relación familiar, sus crías y un número reducido de machos adultos. Los grupos de leonas suelen cazar juntos, atacando principalmente a grandes ungulados. El león es un superpredador y clave, pese a que puede tener un comportamiento carroñero si tiene la oportunidad. Aun cuando los leones, normalmente, no cazan humanos de manera selectiva, algunos de ellos pueden convertirse en antropófagos y buscar presas humanas.
El león es una especie vulnerable y, en su ámbito de distribución africano, a lo largo de las dos últimas décadas ha sufrido un declive de las poblaciones, posiblemente irreversible, de entre un 30 % y un 50 %;[1] las poblaciones no son viables fuera de las reservas delimitadas y los parques nacionales. Aunque la causa de este declive no es del todo comprendida, la pérdida del hábitat y los conflictos con humanos son actualmente los motivos de preocupación más importantes. Se han tenido leones en cautividad desde los tiempos de la Antigua Roma y desde finales del siglo XVIII han sido una especie muy buscada y exhibida en zoológicos por todo el mundo. Los propios zoológicos están colaborando en programas de reproducción para proteger la amenazada subespecie asiática.
Los machos son muy fáciles de distinguir gracias a su melena, que hace de su cabeza uno de los símbolos animales más ampliamente conocidos de la cultura humana. Aparece muy a menudo en la literatura, la escultura, la pintura, en banderas nacionales y en películas y literatura contemporáneas
  
El tigre (Panthera tigris) es una de las seis[2] especies de la subfamilia de los panterinos (familia Felidae) pertenecientes al género Panthera. Se encuentra solamente en el continente asiático; es un predador carnívoro y es la especie de felino más grande del mundo,[3] pudiendo alcanzar un tamaño comparable al de los felinos fósiles de mayor tamaño.
Existen seis subespecies de tigre, de las cuales la de Bengala es la más numerosa; sus ejemplares constituyen cerca del 80% de la población total de la especie; se encuentra en la India, Bangladesh, Bután, Birmania y Nepal. Es una especie en peligro,[1] [4] y en la actualidad, la mayor parte de los tigres en el mundo viven en cautiverio. El tigre es el animal nacional de Bangladesh y la India.[5]
Es un animal solitario y territorial que generalmente suele habitar bosques densos, pero también áreas abiertas, como sabanas. Normalmente, el tigre caza animales de tamaño medio o grande, generalmente ungulados. En las seis diferentes subespecies existentes del tigre, hay una variación muy significativa del tamaño. Los tigres machos tienen un tamaño mucho mayor que el de las hembras. Análogamente, el territorio de un macho cubre generalmente un área mayor que el de una hembra.

El tigre es el felino más grande del mundo, comparable en tamaño con los grandes félidos fósiles. El tamaño de los tigres y demás características varían de una subespecie a otra. En estado salvaje, los tigres machos tienen un peso que oscila entre los 100 y los 360 kg y una longitud de 220-380 cm incluyendo la cola, que mide entre 60 y 110 cm y de 70 hasta 122 cm de altura a la cruz. Mientras tanto, las hembras, mucho más pequeñas, tienen un peso de 85 - 167 kg. y una longitud total de 210-275 cm.[6] Actualmente, la subespecie más pequeña es la del tigre de Sumatra, mientras que las de mayor tamaño son la del tigre de Amur y el tigre de Bengala.
La mayoría de los tigres tienen un pelaje naranja o leonado, un área intermedia y ventral blanquecina y las rayas varían en tono desde marrón oscuro hasta el negro. La forma y cantidad de las rayas varían según su sexo (si es hembra la cantidad de rayas es menor), aunque la mayoría de los tigres suelen tener menos de 100 rayas. El patrón de rayas es único en cada ejemplar y es posible utilizar esto para identificar a un individuo, de la misma forma que las huellas dactilares se utilizan para identificar a una persona. Sin embargo, debido a lo difícil que es registrar el patrón de rayas en un tigre salvaje, este no es el método más usado para la identificación de un tigre. Probablemente, la función de las rayas es el camuflaje, siendo útil para ocultarse de sus posibles presas. El patrón de rayas también se encuentra en la piel del tigre, por lo que, si es afeitado, sus rayas distintivas pueden ser observadas.
Como la mayoría de los felinos, se cree que los tigres tienen cierta visión del color. Por otra parte, su visión nocturna es muy aguda merced a la membrana especular ubicada en la retina, la cual focaliza la poca luz de la noche.[7]
Al igual que los otros miembros de su género, el tigre tiene la capacidad de rugir. A diferencia de otros felinos, aunque a semejanza del jaguar, el tigre es un excelente nadador; puede sorprender y cazar presas en el agua
 

     Guepardo El guepardo es el mamífero terrestre más rápido del mundo. Su capacidad de aceleración, que dejaría clavados a la mayoría de los automóviles, le permite pasar de 0 a 96 kilómetros por hora en apenas tres segundos. Este gran felino es sumamente ágil cuando se mueve a gran velocidad y es capaz de hacer giros rápidos e inesperados persiguiendo a su presa.


Antes de dar rienda suelta a su velocidad, el guepardo utiliza su vista excepcionalmente aguda para rastrear la sabana en busca de indicios de presas, sobre todo antílopes y liebres. El guepardo es un cazador diurno que se aprovecha de sus movimientos sigilosos y de su característica piel moteada, gracias a la cual puede confundirse fácilmente con la vegetación alta y seca.


Llegado el momento, iniciará un sprint hacia su presa y tratará de abatirla. Estas persecuciones le suponen un enorme gasto de energía, por lo que suelen durar menos de un minuto. Si la persecución es fructífera, el guepardo llevará por lo general a su captura a un escondite sombreado para mantenerla alejada de los animales carroñeros, que en ocasiones se apropian de la víctima antes de que el guepardo pueda empezar a comérsela. Los guepardos necesitan beber apenas una vez cada tres o cuatro días.


Las hembras dan a luz normalmente camadas de tres cachorros y viven con ellos durante un periodo que oscila entre el año y medio y los dos años. Los jóvenes cachorros pasan su primer año de vida aprendiendo de su madre y practicando técnicas de caza a la vez que juegan. Los machos viven solos o en pequeños grupos, a menudo formados por sus hermanos de camada.


La mayor parte de los guepardos se encuentra en el este y el sudoeste de África. Se calcula que apenas quedan unos 12.000 guepardos en libertad, y éstos viven bajo la amenaza que supone el que sus hábitats naturales, las sabanas, estén desapareciendo a consecuencia de los asentamientos humanos.

 
 
             Oso Los úrsidos (Ursidae) son una familia de mamíferos carnívoros conocidos comúnmente como osos.[1] Son animales de gran tamaño, generalmente omnívoros ya que, a pesar de su temible dentadura, comen frutos, raíces e insectos, además de carne. Sin embargo, el oso polar, debido a la escasez de otras fuentes de alimento, se alimenta casi únicamente de carne.[2] Con sus pesados cuerpos y sus poderosas mandíbulas, los osos se cuentan entre los mayores carnívoros que viven en la Tierra. Un macho de oso polar pesa en promedio 500 kg y alcanza una talla de hasta 130 cm a la altura de la cruz.[3] Se mueven con un caminar pesado, apoyando toda la planta de los pies (son, por lo tanto, animales plantígrados). Tienen orejas cortas y cola rudimentaria.
Los osos se caracterizan por su gran cabeza, orejas pequeñas, redondeadas y erectas, ojos pequeños, un cuerpo pesado y robusto y cola corta. Las patas son cortas y poderosas, con cinco dedos provistos de uñas fuertes y recurvadas. Son plantígrados (como los humanos, apoyan toda la planta del pie al caminar) y pueden desplazarse cortas distancias erguidos sobre las patas traseras. Cuando lo necesitan, pueden ser sorprendentemente ágiles y cuidadosos en sus movimientos. El sentido del oído y la vista no son buenos, pero poseen un olfato excelente. La hibernación, esto es la capacidad de permanecer semidormidos durante la época del año donde el clima es desfavorable, es un fenómeno común, al menos entre las especies de Ursus.
Los osos actuales miden entre 1 y 2,8 m de longitud total y tienen una masa de entre 27 y 780 kg (existen registros de machos de oso polar de alrededor de una tonelada). El macho suele ser un 20 % más grande que la hembra. El pelaje es largo y espeso, y generalmente de un solo color, a menudo marrón, negro o blanco. Como excepciones, el oso de anteojos tiene un par de círculos de pelo blanco rodeando los ojos y el oso panda, tiene un patrón de coloración blanco y negro bien definido.
En cuanto a la dentición, los incisivos no se encuentran especializados, los caninos son elongados, los primeros tres premolares se encuentran reducidos o ausentes y los molares poseen una corona ancha y baja especialmente apta para una alimentación omnívora. Justamente, los úrsidos actuales son omnívoros: se alimentan de pequeños vertebrados, invertebrados, huevos, frutos y otros vegetales. Sin embargo, hay dos especies de alimentación muy especializada: Melursus ursinus (oso perezoso de la India) que consume casi exclusivamente hormigas y termitas y Ursus maritimus (oso polar), la única especie estrictamente carnívora, que se alimenta básicamente de focas y morsas.
Los úrsidos se distribuyen en Eurasia y América del Norte, en las montañas Atlas del norte de África y en los Andes de América del Sur (oso de anteojos solamente), ocupando un rango de hábitats que abarca desde los hielos árticos hasta las selvas tropicales. Incluyen tres géneros actuales y ocho especies que según Hall (1981), pueden ubicarse en tres subfamilias actuales: la de los Tremarctinae, con el género Tremarctos (oso de anteojos); la de los Ursinae, con Ursus (oso negro, grizzly, polar, malayo, perezoso, marrón, etc.) y la de los Ailuropodinae con Ailuropoda (oso panda).
La familia Ursidae (con excepción de los extintos Agriotheriinae, cuyo registro es muy fragmentario y más antiguo que el de las otras subfamilias), se registra desde el Mioceno medio hasta la actualidad en Europa; desde el Mioceno tardío hasta la actualidad en América del Norte; desde el Plioceno medio hasta la actualidad en Asia; desde el Pleistoceno temprano hasta la actualidad en América del Sur; sólo en el Plioceno en el sur de África y en la actualidad en el norte de África.
Los Ursidae son menos diversos (en cuanto a número de especies) en el presente que en el pasado. Esto es especialmente cierto para los tremarctinos, ya que diez especies vivieron entre el Mioceno tardío y el Pleistoceno tardío en América y en la actualidad solo una, el oso de anteojos.
Actualmente más de 250 investigadores de todo el mundo llevan a cabo estudios sobre la dieta, uso del hábitat, distribución geográfica, genética, interacción con el hombre, etc. de los osos. El objetivo final de la mayoría de los estudios es la conservación y el manejo de las poblaciones

                         Cuento de la familia de lososos

En una preciosa casita, en el medio de un bosque florido, vivían 3 ositos. El papá, la mamá, y el pequeño osito. Un día, tras hacer todas las camas, limpiar la casa, y hacer la sopa para la cena, los tres ositos fueron a pasear por el bosque.
Mientras los ositos estaban caminando por el bosque, apareció una niña llamada Ricitos de Oro que, al ver tan linda casita, se acercó y se asomó a la ventana.
 

Cuentos infantiles tradicionales

Todo parecía muy ordenado y coqueto dentro de la casa. Entonces, olvidándose de la buena educación que su madre le había dado, la niña decidió entrar en la casa de los tres ositos.
Al ver la casita tan bien recogida y limpia, Ricitos de Oro curioseó todo lo que pudo. Pero al cabo de un rato sintió hambre gracias al olor muy sabroso que venía de la sopa puesta en la mesa.
Se acercó a la mesa y vio que había 3 tazones. Un pequeño, otro más grande, y otro más y más grande todavía. Y otra vez, sin hacer caso a la educación que le habían dado sus padres, la niña se lanzó a probar la sopa.
Comenzó por el tazón más grande, pero al probarlo, la sopa estaba demasiado caliente. Entonces pasó al mediano y le pareció que la sopa estaba demasiado fría. Pasó a probar el tazón más pequeño y la sopa estaba como a ella le gustaba. Y la tomó toda, todita.
Cuando acabó la sopa, Ricitos de Oro se subió a la silla más grande pero estaba demasiado dura para ella. Pasó a la silla mediana y le pareció demasiado blanda. Y se decidió por sentarse en la silla más pequeña que le resultó comodísima.
Pero la sillita no estaba acostumbrada a llevar tanto peso y poco a poco el asiento fue cediendo y se rompió. Ricitos de Oro decidió entonces subir a la habitación y probar las camas.
Probó la cama grande pero era muy alta. La cama mediana estaba muy baja y por fin probó la cama pequeña que era tan mullidita y cómoda que se quedó totalmente dormida.
Mientras Ricitos de Oro dormía profundamente, llegaron los 3 ositos a la casa y nada más entrar el oso grande vio cómo su cuchara estaba dentro del tazón y dijo con su gran voz:
-¡Alguien ha probado mi sopa!
Y mamá oso también vio su cuchara dentro del tazón y dijo:
-¡Alguien ha probado también mi sopa!
Y el osito pequeño dijo con voz apesadumbrada:
-¡Alguien se ha tomado mi sopa y se la ha comido toda entera!
Después pasaron al salón y dijo papá oso:
-¡Alguien se ha sentado en mi silla!
Y mamá oso dijo:
-¡Alguien se ha sentado también en mi silla!
Y el pequeño osito dijo con su voz aflautada:
-¡Alguien se ha sentado en mi sillita y además me la ha roto!
Al ver que allí no había nadie, subieron a la habitación para ver si el ladrón de su comida se encontraba todavía en el interior de la casa. Al entrar en la habitación, papá oso dijo:
-¡Alguien se ha acostado en mi cama!
Y mamá oso exclamó:
-¡Alguien se ha acostado en mi cama también!
Y el osito pequeño dijo:
-¡Alguien se ha acostado en mí camita...y todavía sigue durmiendo!
Ricitos de Oro, mientras dormía creía que la voz fuerte que había escuchado y que era papá oso, había sido un trueno, y que la voz de mamá oso había sido una voz que la hablaba en sueños pero la voz aflautada del osito la despertó.
De un salto se sentó en la cama mientras los osos la observaban, y saltó hacia el otro lado saliendo por la ventana corriendo sin parar un solo instante, tanto, tanto que no daban con los pies en el suelo.
Desde ese momento, Ricitos de Oro nunca volvió a entrar en casa de nadie ajeno sin pedir permiso primero. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

El lobo (Canis lupus) es una especie de mamífero placentario del orden de los carnívoros. El perro doméstico (Canis lupus familiaris) se considera miembro de la misma especie con base a evidencias, la secuencia del ADN y otros estudios genéticos.[2] Los lobos fueron antaño abundantes y se distribuían por Norteamérica, Eurasia y el Oriente Medio. Actualmente, por una serie de razones relacionadas con el hombre, incluyendo el muy extendido hábito de la caza, los lobos habitan únicamente en una muy limitada porción del que antes fue su territorio.
Aunque está clasificada como una especie poco amenazada para su extinción, en algunas regiones, incluyendo la parte continental de los Estados Unidos de América, la especie está listada como en peligro o amenazada. Los lobos son cazados en muchas áreas del mundo por la amenaza que representan para el ganado, así como por deporte.
El lobo, que es un depredador, se halla en una gran cantidad de ecosistemas. Este amplio territorio de hábitat donde los lobos medran refleja su adaptabilidad como especie, ya que puede vivir en bosques, montañas, tundras, taigas y praderas.


La cabra y el lobo cuento


Hace mucho tiempo, caían en Torralba grandes nevadas. Todo estaba cubierto de nieve y no se veía hierba por ninguna parte. Las cabras se quedaban de noche en los corrales del monte porque en los campos no había nada que comer.
Al amanecer, el pastor de las cabras subía al monte, abría los corrales y las cabras se desparramaban en busca de comida. Como todo estaba nevado excepto las peñas más altas, allá se iban a ramonear las pocas hierbas que brotaban en los huecos de los riscos.
En uno de esos inviernos, pasó un lobo por el monte. Caminaba despacio porque estaba hambriento y olfateaba la presa. Siguió caminando hasta que vio en lo alto de un risco a una cabra que triscaba por allí. El lobo se acercó tranquilo, simulando amistad. Antes, había observado con mucha atención el peñasco y la manera de llegar hasta la presa. Pero no pudo. Cuantas veces lo intentó, otras tantas rodó por la pendiente, magullándose el lomo y las patas.
El lobo se arregló la piel en una de las grandes piedras que por allí había y disimuló que iba de paso, tranquilo y de buen humor.
— ¡Cabra cabratis! Baja a beber de estas aguas claras y bonis dijo al pasar frente a la cabra.
— No, me matarás —contestó la cabra, que ya había visto venir al lobo desde la altura donde se encontraba.
— No, hermana mía —respondió el lobo. — Desde que se murió mi padre y mi madre, hice juramento juramentatis de no comer más carne de cabratis.
— No, mi amigo. ¡Qué va! No me fío de tus juramentos. No bajaré. Si bajo, yo sé que me comerás.
— No, ¡por Dios! —replicaba el lobo. Créeme. Desde que se me murió mi padre y mi madre, hice juramento juramentatis de no comer más carne de cabratis.
Así estuvieron un rato largo. El lobo, endulzando la voz cuanto podía, escondiendo sus afilados colmillos, tratando de ganarse la amistad y confianza de la cabra. Esta, agazapada tras un pequeño saliente de la roca, asomaba tan solo los cuernos retorcidos y amenazantes. De vez en cuando, balaba lastimeramente.
Por fin, el lobo logró convencer a la cabra de sus buenas intenciones, y ésta bajó despacio y temerosa desde el risco donde se encontraba. Tenía unos ojos grandes y tristes.
Ya en el valle, los dos se dirigieron al río más cercano. La pobre cabra no le quitaba la vista al lobo, en tanto que éste afilaba disimuladamente los colmillos.
— ¿Y cómo está su familia? —tartamudeó la cabra.
— ¡Oh! Muy bien, gracias a Dios. En casa hay abundante comida y no hay miedo a la nieve. Precisamente hoy salí a estirar las patas y a visitar a mis amigos. ¡Qué sol hace! Nos vendrá estupendamente bien refrescarnos un poco en tan hermoso río.
Pero la pobre cabra temblaba de miedo y se arrepintió de haber hecho caso al lobo.
Llegaron al río y se pusieron a beber agua. El lobo echó un gran juramento al tocar el agua, que bajaba helada. La pobre cabra miraba el lobo y, de repente, vio cómo se le ponían tiesos los bigotes y le miraba con unos ojos muy fieros. El lobo dio un salto y la agarró por el cuello. Entonces la cabra, viéndose perdida y con las lágrimas en los ojos dijo al lobo:
—¿No me decías que desde que se murió tu padre y tu madre hiciste juramente juramentatis de no comer más carne de cabratis?
Pero el lobo echó una gran carcajada, y clavándole los fuertes colmillos, le contestó:
— Cuando hay hambre, Sra. Cabra, no hay juramento ni juramentatis sino comer carne de cabratis.
Y sin hacerle más caso, se la zampó.
Y colorín colorao,
este cuento se ha (a) acabao.
      

 


Estrellas de mar



Los asteroideos (Asteroidea) o estrellas de mar son una clase del filo Echinodermata
(equinodermos) de simetría pentaradial, cuerpo aplanado formado por un disco pentagonal con cinco brazos o más. Se conocen unas 2.000 especies vivientes.

Tienen un esqueleto interno calcáreo,que funcionalmente es equivalente a uno externo aunque queda por debajo de la epidermis.Además, y al igual que todos los equinodermos, tienen un sistema ambulacral, que les sirve para la locomoción, la captura de alimentos y la respiración. Este sistema funciona con el mismo sistema que los esqueletos hidrostáticos (hidroesqueleto): toma agua del medio externo por medio del madreporito y la presión generada en el sistema interno de cavidades sirve para mover los pequeños "pies" que salen al exterior entre las placas esqueléticas. Estos pies móviles se denominan pies ambulacrales.
El aparato digestivo consta, principalmente, de una boca en posición ventral, un estómago que se puede evertir, haciendo que su superficie interior pase a ser exterior, y un intestino corto, recto, que acaba en un ano.
Se les conoce a esta especie por sus pies ambulacrales que se mueven por fuerza hidráulica, en la mitad de los brazos justo en el ángulo formado entre ellos, existe una protuberancia, parecida al tamaño de un botón, está se llama madreporita, esta es un filtro por el cual pasa continuamente una corriente de agua que llena todos los canales que conforman la estrella de mar. Estos canales son los que generan el oxígeno que esta especia utiliza para moverse. En el extremo de cada uno de sus pies ambulacrales donde esta ubicado el canal de agua que se menciona anteriormente, hay un bulbo, este bombea agua hacia adentro y el tubo es empujado hacia afuera, este actúa de la misma manera en la que se infla un dedo de un guante cuando alguien lo infla.
 

 

 

La Cabra Amaltea es una escultura barroca de Gian Lorenzo Bernini. Bajo el patrocinio del cardenal Borghese, sobrino del papa Pablo V, sus primeras obras eran piezas para decorar los jardines del cardenal.
El mito de la cabra Amaltea es una leyenda heredada de la mitología griega y, posteriormente adaptada por los romanos, que dicen que Amaltea es la cabra que alimentó con su leche a Júpiter, el dios Zeus en la mitología griega como un niño y que jugando con ella, el pequeño dios había roto uno de sus cuernos. En agradecimiento al cuidado desinteresado que tuvo con él, Júpiter transformó este cuerno en cornucopia, que es el cuerno de la abundancia, como un símbolo asignado a la mayoría de personificaciones romanas, el cual es visible en los reversos de las monedas.
El signo zodiacal de Capricornio también se asocia con el mito griego de la cabra Amaltea. Zeus la subió al cielo para honrarla. Capricornio también se asocia a Saturno y al dios Aristeo.

Capra es un género de mamíferos artiodáctilos de la familia Bovidae que suelen conocerse comúnmente como cabras, aunque existen animales de otros géneros (por ejemplo Oreammos) que también se llaman así. Incluye varias especies originarias del centro-oeste de Asia, donde todavía viven la mayoría de las especies actuales, y desde donde colonizaron partes de Europa y África. Hace unos 9000 años, durante el Neolítico, aparecieron en Mesopotamia las primeras cabras domésticas, cuya distribución actual, tanto en forma doméstica como asilvestrada, es prácticamente cosmopolita. Las cabras son hoy en día uno de los principales animales domésticos en Oriente Medio, norte y este de África y la Europa Mediterránea.
       Leyenda de la cabra negra
En un rato de ocio, antes de la hora fijada para la cena, el pequeño Eugenio, que en aquel entonces era conocido simplemente como "El Rubio", se encontraba descansando solo en su habitación del hotel tilcarahuense en el que se había alojado. Era una habitación con seis camas, que compartía con algunos compañeros de su división. El viaje hasta el momento resultaba increíble para los ojos urbanizados del pequeño Eugenio que en aquel año contaba dieciséis abriles, o mejor dicho, diciembres. Hay ciertos momentos que, luego de estar conviviendo día y noche con treinta o sesenta personas, uno desea estar solo y olvidarse de tener que decir qué se estaba haciendo o despreocuparse por encontrar algún indeseable.
Dejó la puerta de la habitación abierta, no tenía nada que ocultar. Y en la cama del medio, se fue a sentar. Eran tantas las emociones que invadían la mente del pequeño Eugenio que por un momento olvidó donde estaba. Entre las pintorescas casas de estilo colonial, los paisajes puneños, las leyendas que le contaron los locales y los mates con muña muña que deleitó con sus compañeros llegó a vivir una especie de trance en el que sus pensamientos volvían por fin a si mismo, digamos "a cargar combustible" en sentido figurado.
Abrió los ojos y solo veía el foco amarillo de luz del techo. Ya le parecía extraño que ninguno de sus compañeros haya subido ni siquiera para ir al baño, nadie había tocado la puerta. No tenía reloj y había perdido la noción del tiempo. Temió que todos ya estén cenando sin haberle avisado. Se reincorporó sobre la cama, dispuesto a levantarse a investigar que sucedía pero en ese momento escuchó el ruido del pasillo. Eran pasos, pero un sonido más seco y mucho más repetido. No eran pasos de un hombre, ni de un coordinador, se parecían más a los tacos de una mujer, pero en aquel entonces el pequeño Eugenio, en su fuero interno, no era lo suficientemente ingenuo como para dejarse engañar por pensamientos tan alentadores. Entonces escuchó el chillido de los goznes de la puerLa cabra negra, con dos grandes cuernos ondulados y sus ojos rojos como brasas lo miraban desde la puerta que comunica al pasillo. Permanecieron los dos quietos, el pequeño Eugenio en un principio no sintió miedo, sino una extraña confusión, como pensando "¿qué es esto?", mientras miraba a la cabra que cada tanto resoplaba vapor por su hocico. El pelaje de la cabra era totalmente negro.
Cuando Eugenio se para, la cabra no reacciona, pero lo sigue con la mirada, directamente mirándole a sus ojos. Y una vez más se quedan quietos los dos, pero ahora el miedo invadía al pequeño Eugenio que comprendía por fin que este no era un animal común, que lo miraba directamente a los ojos y que sus intenciones eran diabólicas. No sin antes recapacitar un poco, el pequeño Eugenio se largó a una carrera para saltar a la cabra que bloqueaba la puerta, pero en su intento tropieza y cae al suelo del pasillo sin lastimarse mucho, sin embargo, logra levantarse rápido y correr por el pasillo, hacia el lado del comedor y la puerta principal. No se veía un alma en todo el hotel.
La carrera es veloz, Eugenio aprovecha rampas y escalones del hotel para saltar y ganar distancia de la cabra, que además de cuadrúpeda, era muy veloz. Pero los cascos de la cabra negra resonaban como piedras sobre el suelo del hotel, y a veces deslizaban sobre la superficie. Luego de atravesar toda el pasillo de las habitaciones, llega a un vestíbulo en el que hay una rampa y unas escaleras para bajar a la planta baja y en la que también se encuentran tiradas mochilas, guitarras y ropas de sus compañeros. Eugenio aprovecha las escaleras para precipitarse saltando, y por un breve momento pierde de vista a la cabra.
Llega a la planta baja, a la recepción, y se choca contra la puerta cerrada del hotel. En la recepción tampoco estaban las tímidas recepcionistas coyas ni los coordinadores del viaje. Los cascos suenan por la rampa del hotel. El pequeño Eugenio se precipita contra la puerta que da al comedor y el salón de reunión, y luego de abrirla puerta doble, se golpea la frente al chocar con algo y cae al suelo.
Con sus manos en el piso apoyadas para levantarse, se queda estupefacto mirando el techo del comedor, del que colgaban los cuerpos de todos sus compañeros en los que reconoce a algunos coordinadores, sus mejores amigos, las compañeras que le gustaban, y a todos. La emoción es tal que no alcanza a comprender, ni a levantarse, ni llorar, ni siquiera gritar. Solo balbucear un poco, tratando de que alguien le responda una pregunta que no logra formular, porque ya los cascos de la cabra negra se acercan por la puerta que comunica al comedor.





                                                     Tauro

mamífero artiodáctilo de la familia de los bóvidos

Europa, era una princesa de Canaan hija de Agenor (hijo del dios del mar) y Telafasa.
Por linaje divino era nieta de Poseidón.

Zeus se enamoró de esta doncella y envió a Hermes a que sacara el ganado de Agenor y lo llevara a la playa de Tiro.
La muchacha tenía costumbre de ir con sus compañeras a pasear por ella. El padre de los dioses se transformó en un blanco toro, de muy bello cuerpo y de pequeños cuernos.

La joven al verlo quedó prendada de él y comenzó a jugar dándole de comer flores y poniéndole sartales de ellas en el cuello, lo mismo que en los cuernos. Al fin se trepó en él y lo condujo a la orilla del mar.
De repente el toro se sumergió en las aguas y ella llena de espanto se aferró a uno de sus cuernos, en tanto que en la otra mano llevaba aun una cesta de flores.

Su padre mandó a sus hermanos a buscarla. Uno de ellos consultó a la pitonisa que le dijo que en lugar de seguir buscando a Europa siguiera a una vaca y fundara una ciudad donde ella pareciera sumergirse en el suelo.
Fue a comprar una vaca al rey Pelagon y éste le vendió una que tenía en cada lado una luna negra sobre fondo perfectamente blanco.
La vaca corrió por toda Beocia y al fin se comenzó a sumergir en el suelo en que ahora se levanta Tebas.

En cuanto a Europa, se quedó en la isla de Creta y se casó con el rey Asterio, que adoptó por suyos a los hijos de Zeus.
Este dio a su amante de un día, un hombre de bronce, Talo, que fuera el custodio de la isla, un perro que nunca era vencido y una jabalina que nunca erraba el blanco.
Al morir Europa fue adorada como diosa.

Se hacían sus fiestas en la llamada Elotia. El mito retiene muchos datos de la mitología anterior a la venida de los griegos.
Probablemente nada tiene qué ver con el nombre dado al continente que es centro de la humana cultura.






 Cangrejo                               Los caldeos y luego los neoplatónicos, llamaban a Cáncer la Puerta de los Hombres, a través de la cual el alma desciende de los cielos para encarnarse. Según algunos autores griegos el zodíaco empieza en Cáncer con la primera manifestación de la vida, con la entrada del espíritu en el cuerpo físico.
Es el punto que ocupa el Sol a medianoche, cuando muere el viejo día y nace el nuevo. Para los egipcios el dios Sol atraviesa los cielos cada día en su dorada embarcación y desciende cada noche a las cavernas del submundo para luchar con la terrible Serpiente, emergiendo victorioso para iniciar un nuevo día.
Esta relación mística de Cáncer con la semilla y con el origen de la vida lo vincula con los Padres primordiales pues hace referencia no sólo a la salida del útero sino también a la semilla espiritual que fertiliza y da origen a una nueva vida.
El mito griego sobre el Cangrejo sitúa a Cáncer en el reino de la Madre. Aparece en los Trabajos de Hércules en la lucha con la Hidra, el monstruo serpentino de nueve cabezas que había destruido el país de Lerna. Durante la lucha todas las criaturas vivas ayudaron a Hércules pero un inmenso cangrejo, fue enviado por la diosa Hera, esposa de Zeus, para derrotar al héroe al que consideraba su enemigo.
Este cangrejo que vivía en las proximidades del pantano de la Hidra, sujetó al héroe con sus pinzas mordiéndole los pies y los tobillos. Con esta maniobra casi impide que cumpla con su trabajo pero Hércules logra pisotear al cangrejo y lo aplasta.
La diosa Hera elevó al cangrejo a los cielos como recompensa por los servicios prestados.
Hera odiaba a Hércules porque era hijo de una de las amantes de Zeus. Sin embargo su odio era la cólera de la madre contra el héroe advenedizo que amenaza su posición. El cangrejo del mito sujeta al héroe de los pies en vez de enfrentarse directamente a él, es decir socava su estabilidad, mientras éste lucha con el monstruo.
Aquí nos encontramos con dos dimensiones de Cáncer: la Madre Terrible que quiere mantener el control de la naciente individualidad y el Padre Divino, fuente de vida, hacia el que aspira el individuo.
En “El Origen e Historia de la Consciencia” Erich Neumann afirma que estos dos Mundos Paternos son partes de la misma unidad que, para la mente primitiva y para el niño, aparece como andrógina siendo representada como la Serpiente del Mundo o Uroboros. Serpiente que se muerde la cola y se devora a sí misma para darse a sí misma el nacimiento una vez más.
Uroboros es el símbolo más antiguo del origen del hombre, emergiendo de la profundidad de los orígenes en los que el mundo y el psiquismo eran todavía uno.
Esta imagen surge de las profundidades donde madre y padre eran uno.
Es la perfección original antes de que se iniciaran los conflictos y los opuestos.
Es el huevo que dio origen al mundo.
Es el elemento creativo primordial (lo que Carl Jung denomina océano del inconsciente colectivo) que se une a sí mismo y se fecunda continuamente.
El signo de Cáncer representa el útero, el recinto fuente de vida, que aunque no sea solamente maternal, es la unión de los opuestos masculino y femenino, es el Mundo de los Padres unido en eterna cohabitación.
Cáncer está dirigido a buscar esta fuente divina, es su daimon (fuerza que mueve la vida desde el interior) tanto al inicio de la vida como al final en la que el alma se une con el Uno.
La proyección de este símbolo primal implica al principio a la madre personal, la madre terrena. El clásico “complejo materno” de Cáncer no tiene que ver con la madre personal sino que es el primer paso hacia la búsqueda gradual de una fuente interna, aunque en distintas etapas de su vida, Cáncer busque este origen en una madre “personal” masculina o femenina, que “cuide” de él y elimine su miedo, su soledad y su sensación de aislamiento.
Junto con el anhelo abrumador de retirarse de la vida y sumergirse en el abrazo del mundo de los Padres, hay también en el signo de Cáncer un inmenso potencial creativo. Cáncer se mueve en el dominio de las imágenes informes que el artista puede parir. El daimon que afecta a Cáncer parece estar relacionado con dar a luz a las imágenes del reino oceánico, tanto en forma de un hijo corpóreo como en forma de creación artística.
Entre los griegos el reino oceánico, origen de la vida, pertenece a la diosa Tetis, benéfica dadora de vida y también monstruo, que contenía en sus profundidades a los principios masculino y femenino, al útero y a la semilla. También se la llamaba Nereis y de su nombre deriva la figura mítica de Nereo o Proteo, el profeta “anciano de los mares”, que era su versión masculina.
Proteo es el padre del mar de la misma manera que Tetis es la madre del mar, y tiene la facultad de asumir formas animales terribles hasta que toma su curioso aspecto con cola de pez y finalmente pronuncia las palabras proféticas, hasta que entrega su sabiduría.
El héroe Ulises en su largo camino tiene que buscar el consejo de Proteo, debe sufrir sus cambios de forma y esperar pacientemente hasta que le entregue su sabia respuesta y así volver a su casa.
También así, el inmenso caudal creativo del signo de Cáncer, deberá vérselas con algo inefable que se transforma repetidamente para luego emerger de la oscuridad como una imagen estable y digerible para la conciencia.
El dios Poseidón quería casarse con la diosa Tetis pero le profetizaron que un hijo de Tetis sería más grande que su propio padre, razón por la cual Zeus, el Rey del Olimpo decide que Tetis se case con un mortal. Es así como se casa con un hombre llamado Peleo y tienen por hijo al famoso Aquiles,
La diosa del mar sólo puede aparearse con un mortal, con un hombre, es decir su poder creativo sólo puede canalizarse a través de la conciencia y la expresión humana.
Tetis tuvo siete hijos pero en su naturaleza matriarcal no se resignaba a que sus hijos fueran mortales y muriesen. En una versión del mito sumerge a Aquiles en el Estige, sujetándolo de los talones, para transformarlo en inmortal pero olvidándose de esa parte del cuerpo. A lo largo de su vida la madre lo protegió de muy diversas maneras hasta que la pérdida de su gran amigo Patroclo lo lleva a separarse de la madre y lanzarse al mundo y confrontarse con la vida.
En muchas ocasiones cuando este mito opera en las vidas humanas toma la forma de una proyección numinosa sobre un hijo de quien se espera que alcance alturas olímpicas. O se manifiesta en la propia creatividad de Cáncer no permitiendo que salga nada que le desagrade, nada que no sea divino. Razón por la cual Cáncer puede no vivir su propio potencial creativo y espera que un compañero o hijo realicen la tarea.
En la vida de Cáncer la separación de la madre es un monumental rito de pasaje y tendrá lugar muchas veces y a muchos niveles diferentes. Como el Cangrejo que debe vivir del agua y cerca de la tierra, Cáncer esta anclado al mundo concreto con un pie eternamente en el agua de manera de convertirse él mismo en el útero que de a luz un hijo del mar.
Con Cáncer hemos completado a los cuatro primeros signos del zodíaco. A través de las historias mitológicas hemos tomado contacto con los cuatro elementos de la naturaleza: el Fuego en Aries, la Tierra en Tauro, el Aire en Géminis y el Agua en Cáncer.

Cangrejo
Se llama cangrejos a diversos crustáceos del orden de los decápodos. Este orden, caracterizado por tener cinco pares de patas, incluye a los crustáceos de mayor tamaño, como langostas, gambas y camarones, además de las diversas formas que se llaman cangrejos.
Lo que tienen en común todos los llamados cangrejos es su carácter bentónico, es decir que viven vagando sobre el fondo. Sólo algunas especies de la superfamilia Portunoidea han desarrollado secundariamente un hábito nectónico, es decir, viven nadando entre dos aguas en vez de en el fondo. Otro rasgo común, compartido con algunos otros decápodos, es que el primer par de patas locomotoras se ha convertido evolutivamente en un par de pinzas, que emplean para la captura y manipulación del alimento, para el cortejo, o para la disputa territorial.
Existen más de 4.000 especies de animales que son o pueden ser llamados cangrejos. La mayoría viven cerca o dentro del agua, aunque algunos solo van al agua para reproducirse. Los cangrejos no suelen ser grandes nadadores, sino que se desplazan por el fondo sobre sus patas, y en muchos casos son capaces de transitar fuera del agua e incluso de trepar por las palmeras.
Como artrópodos que son, los cangrejos están dotados de un exoesqueleto cuyo componente principal es la quitina, el cual en su caso adquiere a menudo el carácter de un verdadero caparazón, porque suele estar mineralizado con carbonato cálcico. Como para el resto de los artrópodos, el crecimiento requiere de una muda del exoesqueleto, ocasión que muchas especies aprovechan para reproducirse.




 

Corvus covax, el cuervo

El Cuervo es un ave de gran inteligencia que en muchas mitologías es reverenciado y temido. Las leyendas de este enigmático pájaro se remontan siglos atrás, habiendo sido inmortalizado con su siniestra presencia como un mal presagio...

El cuervo común mide entre 52 y 69 centímetros de longitud y su peso varía de 0,69 a 1,7 kilogramos. Viven generalmente de 10 a 15 años pero algunos individuos han alcanzado los 40 años. Una parte de su éxito se debe a su régimen omnívoro; el cuervo común es extremadamente oportunista, alimentándose de carroña, insectos, residuos alimentarios, cereales, bayas, frutas y pequeños animales. En algunos lugares su alto número y asombrosa adaptación a casi cualquier habitat les ha fraguado una reputación de "plaga". El cuervo común posee uno de los cerebros más grandes de todas las especies de aves. Se ha observado como los cuervos dirigen a otros animales para que trabajen para ellos, por ejemplo llamando a los lobos y a los coyotes al lugar de una carroña.
El ave negra en la Mitología
La presencia de los cuervos en guerras, escenas de muerte, junto a su apetito carroñero han promovido al ave negra como un heraldo de la muerte. En numerosas culturas existe mención de este ave en sus leyendas:

- En la mitología Nórdica la imagen del dios Odin tiene un cuervo en cada hombro, Huginn representa el pensamiento, mientras Muninn es la memoria. Odin enviaba a sus aves a recorrer el mundo para que observen que sucede, el viejo dios temía por la muerte de ambas. Su miedo es el de los ancianos ante la pérdida de la capacidad para pensar y recordar.

Los vikingos utilizaban mucho la imagen del cuervo. La ponían como símbolo en sus velas. Ragnar Lodbrok tenía una bandera llamada “Reafan” y bordada en ella la imagen de un cuervo. Según la leyenda, si la bandera flotaba al viento, Lodbrok vencería pero si la bandera colgaba sin movimiento, se perdería la batalla.

- En la mitología Griega, Apolo, el dios del sol envió un cuervo blanco a proteger a Corinis, una mortal de quien el dios del sol se enamoró. Cuando ella le fue infiel en un descuido del cuervo, el ave voló hasta los cielos y le dijo a Apolo lo sucedido. El dios quemó al cuervo y sus plumas se hicieron negras y desde entonces esta ave es asociada con malas noticias. Si se lo escucha graznar advierte de una muerte próxima; si vuela por una casa, esta tendrá mala suerte. Los campesinos que veían un cuervo volar sobre su rebaño saben que uno de los animales perecerá pronto.

- En la fabula del Rey Arturo, describen que él no murió y se transformó mágicamente en un cuervo. De acuerdo a la leyenda, si alguna vez todos los cuervos de la Torre de Londres desaparecieran, el Imperio Británico caería de inmediato ante la ausencia de sus guardianes. Este mito nació en el siglo XIX, época en la que los cuervos de la torre se alimentaban de los ojos de los criminales ajusticiados por el Imperio.

- En los relatos hebreos existe una extraña relación entre el cuervo y la paloma, aves importantes en la imagen de Dios, el cuervo guía al hombre en las tinieblas, es el centinela de la Luna. Mientras la paloma dirige al hombre a la luz, el sol y la vida. Noé envió ambas aves en busca de tierra seca. El cuervo no regresó al encontrar abundante comida, mientras que la paloma trajo esperanza. Esta fábula muestra al cuervo como la sabiduría y la paloma como el conocimiento.

El dios Odín de la Mitología Nórdica con sus dos mascotas, los cuervos Huginn y Muninn que representaban el pensamiento y la memoria.
- En el budismo el protector del Dharma Mahakal es representado por un cuervo, por su asociación con la tierra y los gusanos. Figura que reencarnó en el primer Dalai Lama, quien de acuerdo a la leyenda, durante su nacimiento su hogar fue atacado por ladrones, forzando a sus padres huir. Cuando regresaron temiendo lo peor se sorprendieron de ver al Dalai Lama con vida y rodeado de cuervos. Desde ese momento los Dalai Lama son protegidos por los cuervos, y las aves son mencionadas en el budismo y las disciplinas tibetanas.


En círculos ocultistas el cuervo guía las almas de los muertos.
Cuervo y alma
Los círculos de ocultismo hablan sobre la participación del cuervo como un guía las almas de los muertos al otro mundo. Sin embargo existen ocasiones donde el fallecido pereció injustamente o no era su tiempo de morir. En estos raras ocasiones, leyendas de nativos americanos, en las que el alma no puede descansar y debe regresar para reparar el daño que sufrido. El autor James O'Barr escribió el popular comic “The Crow”, el Cuervo en 1989, lo hizo para poder lidiar con la pérdida de su prometida a manos de un conductor ebrio.

Posteriormente en 1994 la historia fue llevada al cine, donde Brandon Lee inmortalizó a Eric Draven, un joven músico que regresa de entre los muertos para saciar su sed de venganza. El cuervo es su fuente de poder y le otorga invunerabilidad, fuerza y la visión de todo lo que puede ver la negra ave. Posteriores sagas de la película ensombrecieron un clásico del cine en el que por desgracia Brandon Lee perdió la vida en un desafortunado accidente.

El ave más inteligente
Los cuervos han demostrado altos grados de recursividad y memoria. Siendo los pájaros más inteligentes, pueden aprender palabras y oraciones cortas incluso mejor que un loro, su capacidad para imitar es realmente sorprendente. Cuervo hablando.
Saben contar en diferente escala, es decir que si tres humanos entran a una sala con cuervos, y se van dos visitantes, las aves saben que aún queda una persona. También han demostrado cierta atracción hacia pequeños y brillantes objetos, los cuales roban y esconden. Cuervo usando un alambre como gancho para conseguir comida.

Muestran aptitudes de planificación y comunicación con individuos, algunas especies como los Corvus moneduloides aprenden a usar herramientas para obtener su comida. Es muy conocido el caso de unos cuervos que aprendieron a usar el tráfico de vehículos en una carretera para abrir nueces, Cuervos abren nueces usando coches en carretera.

Sorprendentemente estas aves respetan a sus ancianos, a quienes traen comida, de acuerdo a las investigaciones esto demuestra que la especie está familiarizada con el concepto de respetar a sus mayores. A pesar de poseer tanta inteligencia los cuervos no son buenas mascotas, como bien dice el dicho popular "Cría cuervos y te sacarán los ojos".